Con corazón salesiano
Don Bosco solía utilizar un lenguaje muy cercano al apocalíptico, enmarcado en sueños o visiones, para presentar a sus jóvenes y a quienes se encontraban con él cómo Dios continuaba presente en la historia, y cuáles eran las propuestas de vida que Dios hace. No tanto para atemorizar, sino para corroborar los caminos vitales recorridos e invitar a quienes todavía les costaba andar por los senderos de Dios o que emprendieran con fuerza el camino, confiados en que, desde la Resurrección, el bien triunfa siempre sobre el mal. |