La Palabra me dice

Jesús continúa su discurso imprecatorio, que cuestiona radicalmente a los fariseos y legistas. Ellos son calificados como insensatos, ya que confunden las tinieblas con la luz y consideran como malo aquello que es bueno, cuando usan la ley para autojustificarse, en lugar de hacerlo para invocar misericordia. Jesús los invita a superar la pureza legal que, en realidad, es una impureza. El verdadero discípulo no impone pesadas cargas sobre los demás, sino que su misericordia nos aligera cada vez más porque nos libera de toda rapiña. Jesús se revela aquí como el gran profeta que cumple finalmente toda profecía. Pero no escapará de la suerte trágica que ellos tuvieron.

Con corazón salesiano

Pocas cosas apreciaba tanto Don Bosco como la sinceridad de un corazón sencillo, que no buscaba justificar las propias faltas apelando a las faltas de los demás o la severidad incordiosa de la ley. A través del sacramento de la reconciliación, él ayudaba a desmontar las máscaras que, muchas veces, impiden el seguimiento de Jesús.

A la Palabra, le digo

Señor Jesús, te damos gracias porque Tu te atreviste a desnudar nuestras conductas farisaicas y minadas de falsedad e impaciencia. Te pedimos que nos liberes de todo fariseísmo y espíritu farsesco que nos impida anidar en el corazón de Cristo.

Ahora podés escuchar el Evangelio del Día en Spotify como "Lectio salesiana": https://spoti.fi/3gRYQSP