Evangelio del Dia

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Jueves 29 de Septiembre de 2022

La Palabra dice


Jn 1, 47-51

 Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: “Éste es un verdadero israelita, un hombre sin doblez”.

“¿De dónde me conoces?”, le preguntó Natanael.

Jesús le respondió: “Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera”.

Natanael le respondió: “Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel”.

Jesús continuó: “Porque te dije: ‘Te vi debajo de la higuera’, crees. Verás cosas más grandes todavía”.

Y agregó: “Les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

La Palabra me dice


En la Fiesta de los Santos Arcángeles, la liturgia nos regala este precioso encuentro entre Natanael y Jesús, de donde podemos sacar dos notas bien importantes para nuestra meditación de hoy y para toda nuestra vida de fe.

En la lectura vemos un hecho esencial: lo que Jesús celebra en Natanael es que sea un hombre sin doblez, un hombre transparente, un hombre sin cosas ocultas, sin doble vida, coherente… un hombre de una pieza. 

En ese sentido, en los ángeles celebramos también lo mismo, los ángeles son justamente criaturas que, delante de Dios, no tienen doblez, podríamos decir (jugando con la metáfora) que delante de Dios son transparentes. 

La invitación que nos hace entonces la lectura de hoy: ser como los ángeles delante de Dios, personas transparentes y ser como Natanael, delante de los hombres, personas sin doblez, personas de una pieza.

Con corazón salesiano


Don Bosco sabía infundir en sus jóvenes gran respeto y gran amor al Ángel de la Guarda. Con mucha frecuencia entonaba él mismo el cántico sagrado que había puesto música en honor del Santo Ángel y que cantaban los muchachos con entusiasmo.

Y, para infundirles confianza en él, les contaba frecuentemente la historia de Tobías y el arcángel Rafael, el gran milagro de los tres hebreos, ilesos en el horno de Babilonia y otros hechos semejantes de los que están llenos la Sagrada Escritura y la Historia Eclesiástica. No se cansaba de recordar en sus pláticas a este tierno y celestial amigo:

“Sean buenos”, les decía, “para que esté contento su Ángel Custodio. En sus penas y desgracias materiales o espirituales acudan al Ángel con plena confianza y él los ayudará. Cuántos, que estaban en pecado mortal, fueron librados de la muerte por su Ángel para que tuvieran tiempo de confesarse bien”.
¡Qué consejos los de Don Bosco cuando hablaba privadamente con uno o con otro, según la necesidad, y en particular con sus penitentes!

- “¡Acuérdate de que tienes un Ángel por compañero, guardián y amigo!”. “Si quieres complacer a Jesús y a María sigue las inspiraciones de tu Ángel de la Guarda”. “Invoca a tu Ángel en las tentaciones. Tiene él más ganas de ayudarte que tú de que te ayuden”. “Sé valiente y reza: también tu Ángel Custodio reza por ti y será escuchado”.

Hubo muchos jóvenes que manifestaron más tarde a Don Rúa haber recibido favores extraordinarios y haberse visto libres de peligros gracias a esta devoción, que les había inculcado Don Bosco.

(Fuente: Memorias Biográficas II, 205. http://www.dbosco.net/mb/mbvol2/mbdb_vol2_205.html)

A la Palabra, le digo


Señor, deseo ser un ser especial, que dé apoyo a quien lo necesita, como lo hace el arcángel Miguel, a llevar tu mensaje como lo hace el arcángel Gabriel, y ser un guía como lo es el arcángel Rafael. Quiero ser limpio de corazón, sin doblez. Te pido que me des la fuerza y la voluntad para cumplir con tu Palabra, tener una mente más amplia y un corazón más limpio, y ser alguien con una misión especial en mi familia, en mi grupo, en mi comunidad; llevar la paz y el amor que todos buscamos y que nos permitirá ver más allá de lo común.


Ahora podés escuchar el Evangelio del Día en Spotify como "Lectio salesiana": https://spoti.fi/3gRYQSP