Evangelio del Dia

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Lunes 26 de Septiembre de 2022

La Palabra dice


Lc 9, 46-50

A los discípulos de Jesús se les ocurrió preguntarse quién sería el más grande.

Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo, les dijo: “El que recibe a este niño en mi Nombre me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe a Aquél que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ése es el más grande”.

Juan, dirigiéndose a Jesús, le dijo: “Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre y tratamos de impedírselo, porque no es de los nuestros”.

Pero Jesús le dijo: “No se lo impidan, porque el que no está contra ustedes, está con ustedes”.

La Palabra me dice


Esta sección de Lucas, dedicada a la actividad de Jesús en Galilea, cierra señalando dos actitudes propias del verdadero discípulo: humildad y apertura.
Sus discípulos no habían entendido lo del anuncio de su pasión; luego se opondrán a la predicación en nombre de Jesús de quien no pertenece a su grupo. Ese “ofuscamiento” probablemente procede de las rivalidades en el seno del grupo. 
La declaración de Jesús y su gesto simbólico tienen un profundo significado cristológico y eclesiológico. 
El mismo Jesús, enviado del Padre, puede identificarse con la debilidad de un niño. Para acoger y para apreciar a Dios y a su enviado hay que estar dispuestos a acoger y a apreciar incluso al más insignificante de nuestra sociedad humana. Esta disponibilidad es la que Jesús nos pide en el trato con nuestros semejantes.
Jesús ha dado poder a los Doce, pero eso no significa exclusivismo. La invocación del nombre de Jesús no admite restricciones. Por tanto, sus discípulos debemos mantener una actitud abierta y tolerante ante cualquier extraño que sirva de cauce para la generosidad divina. Así lo ha subrayado también el Concilio Vaticano II.

Con corazón salesiano


En el mundo salesiano solemos repetir que “Dios nos sale al encuentro en los jóvenes”, porque eso es lo que Don Bosco nos enseñó a descubrir. El, que vivió en medio de los chicos y jóvenes, y afirmó con total coherencia: “he jurado que hasta mi último aliento será para mis queridos jóvenes”.
Al mismo tiempo, su pasión para que los jóvenes tuvieran una vida digna y llegasen a la amistad con Jesús lo llevó a querer unir a todos los “buenos” al servicio de la misión juvenil. Nuestro carisma es don de Dios a una gran Familia.

A la Palabra, le digo


Espíritu Santo, enséñame a sintonizar con el corazón de Buen Pastor, que se hizo el último y el servidor de todos.
Que pueda vivir mi fe con profunda gratitud y espíritu de servicio; con corazón magnánimo para saber hacer espacio a todos y reconocer que tu Reino acontece en todos los que trabajan por un mundo mejor.


Ahora podés escuchar el Evangelio del Día en Spotify como "Lectio salesiana": https://spoti.fi/3gRYQSP