La Palabra me dice
¡Qué gran capacidad de sorprender y de desestabilizar que tiene Jesús! Sus discípulos le preguntan por la grandeza, por quién es más grande, y Él les responde que los más grandes son los más pequeños. Y no solo habla, sino que ubica a un niño en el centro, lo coloca en medio de ellos y realiza semejante afirmación. Pero no se contenta sólo con responder la pregunta, sino que después lanza el desafío, invitar a cambiar, a llegar a ser como niños.
¡Qué gran desafío para todos, especialmente para nosotros, que somos discípulos! Debemos mirar a los niños, debemos querer y amar la pequeñez, lo simple, lo sencillo. Lo que muchas veces a los ojos de la mayoría, no cuenta, no suma, no vale la pena.
Y además invita a cuidar de los niños, de los pequeños. A preocuparnos y a ocuparnos de ellos. A estar cerca y a servir, porque los niños y los pequeños, aunque grandes para el Reino de los Cielos, son necesitados y carentes. |