Evangelio del Dia

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Martes 16 de Agosto de 2022

La Palabra dice


Mateo  18, 1-6.10

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?”

Jesús llamó a un niño, lo colocó en medio de los discípulos y declaró: “En verdad les digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos. Y que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe.”

Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar.

Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo.

La Palabra me dice


¡Qué gran capacidad de sorprender y de desestabilizar que tiene Jesús! Sus discípulos le preguntan por la grandeza, por quién es más grande, y Él les responde que los más grandes son los más pequeños. Y no solo habla, sino que ubica a un niño en el centro, lo coloca en medio de ellos y realiza semejante afirmación. Pero no se contenta sólo con responder la pregunta, sino que después lanza el desafío, invitar a cambiar, a llegar a ser como niños.

¡Qué gran desafío para todos, especialmente para nosotros, que somos discípulos! Debemos mirar a los niños, debemos querer y amar la pequeñez, lo simple, lo sencillo. Lo que muchas veces a los ojos de la mayoría, no cuenta, no suma, no vale la pena.

Y además invita a cuidar de los niños, de los pequeños. A preocuparnos y a ocuparnos de ellos. A estar cerca y a servir, porque los niños y los pequeños, aunque grandes para el Reino de los Cielos, son necesitados y carentes.

Con corazón salesiano


Hoy celebramos un nuevo cumpleaños de Don Bosco. Cuántas cosas podríamos escribir de su vida, de su entrega, de su encarnación de este Evangelio. Los pequeños, los necesitados de Turín del 1800 eran tantos jóvenes en los que Él descubrió que Dios lo llamaba.

Quisiera destacar entre las muchas cosas que hizo, y las tantísimas palabras que dijo en favor de los jóvenes, aquellas que dicen: amen lo aman los jóvenes, compartan su vida, están junto a ellos en donde ellos están.

A la Palabra, le digo


Señor, necesitamos que esta Palabra cale hondo en nuestros corazones, que nos sacuda profundamente, que derribe nuestras ambiciones de grandeza, nuestros egoísmos individualistas, y nos haga semejantes a los niños, a los pequeños. En definitiva, que nos haga libres y alegres para servir a los demás.


Ahora podés escuchar el Evangelio del Día en Spotify como "Lectio salesiana": https://spoti.fi/3gRYQSP