La Palabra me dice
Este texto nos regala solapadamente dos afirmaciones muy importantes. Por un lado, reconocer que el Templo es un lugar sagrado y lugar de la presencia de Dios; y por el otro, Jesús se da a conocer como el Hijo de Dios. La pregunta que le hace a Pedro sobre los impuestos y quienes deben pagarlo, si los hijos o los extraños, nos ayuda a descubrir las dos afirmaciones: el templo es el lugar de Dios, y por lo tanto él, Jesús, que es el Hijo, no debería pagar los impuestos, porque él no es extraño al Padre, y los reyes de la tierra solo le cobran a los extraños. Sin embargo, Jesús le dice a Pedro que con su trabajo consiga lo que se necesita para pagar el impuesto. De alguna manera, le indica a Pedro que ante esta situación, aunque no sea necesario, que obre según hacen los demás, o según indica la ley. El saber cuál es la verdad, y hasta dónde es necesario cumplir, no nos exime de esforzarnos por el bien de los demás, o por no escandalizar a quienes no pueden comprender. |