La Palabra me dice
De las muchas actitudes de los personajes de este episodio evangélico, como ser la indiferencia de Jesús o la molestia de los apóstoles, elijo la perseverancia y la insistencia de esta madre, una cananea sin nombre, que reclama por la salud, por el bien para su hija. La insistencia se pone de manifiesto en tres actitudes: gritar, al punto de molestar a los demás, los discípulos; postrarse y pedir ayuda; y, por último, desafiar creativamente al mismo Jesús, a quién le estaba solicitando el milagro. La perseverancia y la insistencia son la manifestación exterior de la fe de esta mujer, fe que también logra la admiración de Jesús: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!” Quizás podamos decir que la necesidad de salud para su hija fue el punto de partida para la fe de esta mujer, una fe que la llevó a ser perseverante e insistente. La necesidad de esta mujer, y su fe, llevaron a que Jesús reaccionara e hiciera aún más que aquello para lo que se sentía enviado. |