Con corazón salesiano
En el trabajo educativo, en continuo contacto con otros educadores y la variedad de alumnos que vienen a los colegios u oratorios, como también en la vivencia de las comunidades, continuamente debemos estar dispuestos a perdonar sin condenar. Eso exige no precipitarse para juzgar a los demás, sino “tener hambre de justicia”, es decir, desear ante todo la paz, no la pelea. Por eso Don Bosco pidió a sus seguidores que al final del día examinaran la propia conciencia para desechar y pedir perdón de los sentimientos que podían herir la caridad fraterna y genuina. |