La Palabra me dice
Comenzamos el tiempo de Navidad celebrando a Jesús, María y José en la imagen de la Sagrada Familia. Es la familia sencilla, pobre, trabajadora, abierta a la familia ampliada de los parientes y amigos, parte de un Pueblo, que celebra la fe y las tradiciones. Así llega Jesús a Jerusalén, con 12 años (que representaba algo así como una mayoría de edad para el varón judío). Lucas concluye aquí una serie de “relatos de la infancia” y lo hace presentándonos a Jesús, en Pascua, en Jerusalén, en el Templo, aprendiendo la Ley, perdido durante tres días, reconociéndose Hijo de Dios -de cuyas cosas debe ocuparse-. Años después estos elementos van a formar parte de la historia de su muerte y resurrección. La Sagrada Familia no brilla por ser perfecta o por tener características impresionantes, sino por ser el lugar donde Jesús descubre el amor de Dios, busca con libertad quién es y para qué está y ensaya caminos para abrazar la causa que ocupará su vida. La incomprensión de sus padres también es maravilla, la corrección es cuidado y las decisiones se toman desde el corazón. |