La Palabra me dice

La multitud supera ampliamente el círculo del pequeño grupo de seguidores de Jesús. Este párrafo empieza refiriéndose a la valentía de testimoniar. Los que escuchan las palabras del Señor son dos auditorios: sus discípulos y la “multitud de personas”. A ambos va dirigida la misma enseñanza la de cuidarse del ejemplo de los fariseos, y no temer de los que sólo matan el cuerpo.  Los discípulos más tarde deberán también predicar, por eso se recuerda estas palabras de Jesús. La alusión a los pájaros y a los cabellos afirma la inmunidad de los cristianos en las persecuciones, pues nosotros valemos mucho más para Dios.

Con corazón salesiano

Hoy se ha vuelto particularmente necesario el “discernimiento”, es decir, saber cuándo debemos dar testimonio cristiano, y eso aparece en la novedad de la vida y de las circunstancias. El discernimiento es necesario en los momentos difíciles y extraordinarios, cuando hay que tomar una decisión crucial. Pero también en la vida ordinaria, en lo de todos los días, es preciso responder a Dios. Multitud de cristianas y cristianos, en medio de sus días, saben discernir cómo responder a Jesús y vivir el evangelio. Las personas “creyentes”, las que asumieron el evangelio del Señor, el modo cómo Don Bosco lo enseñó y cómo lo vivieron tantos cristianos y cristianas en su vida, se acordaron del consejo práctico de San Pablo: “Examínenlo todo y quédense con lo mejor.” (1 Ts. 5,21).

A la Palabra, le digo

Dame, Señor, el Espíritu Santo para que me ilumine en la vida, especialmente cuando Tú me pides que responda decididamente tomando en cuenta el evangelio de Jesús. Con tu ayuda sé que para vos soy más importante que los pájaros del cielo. Amén.

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