Evangelio del Dia

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Viernes 13 de Agosto de 2021

La Palabra dice


Mt. 19, 3-12

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”

Él respondió: “¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, ‘los hizo varón y mujer’; y que dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.

Le replicaron: “Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?”

Él les dijo: “Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio”.

Sus discípulos le dijeron: “Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”. Y Él les respondió: “No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!”.

La Palabra me dice


Con el capítulo 19 empieza una sección sobre la próxima venida del Reino de los Cielos. Antes se venía hablando de la comunidad y el perdón. En esta ocasión sobre una serie de preguntas sobre el divorcio y la continencia. 

La cuestión ronda sobre todo en los motivos y no tanto en el divorcio en sí. Los fariseos solo buscan discutir con Jesús, pero este, con recursos del Antiguo Testamento, solo da pautas y pone al varón y la mujer con la misma dignidad.

Mateo da un paso más allá de la ley y se remite al “principio”, mostrando que lo fundamental es la persona, y que la familia está en el proyecto de Dios. También agrega que un requisito necesario para cualquier vocación es la libertad y que la meta es el Reino de los Cielos.

Con corazón salesiano


Don Bosco promovió todo tipo de vocaciones con tal de salvar almas. Él, libremente, por el Reino, eligió un estilo de vida donde la persona es el centro, el amor la clave y la meta el cielo.

A la Palabra, le digo


Señor, ablanda nuestros corazones para que pongamos a las personas y su libertad ante todo. Gracias por regalarnos el matrimonio y las diversas vocaciones que están al servicio del amor.