La Palabra me dice
Es un detalle interesante que estos “demonios”, aunque feroces, ya se dieron por vencidos antes de hacer cualquier intento de lucha, y pidieron ir a la piara de cerdos. Esas dos personas endemoniadas salían de los sepulcros, lugares de muerte, de “no vida”… esos lugares eran su hábitat preferido. Lugares de tormentos y de olvido, lejos de la comunidad, solitarios. Jesús pasaba por ahí, donde nadie se animaba, a donde nadie quería ir. E iba contagiando la vida. A veces puede que nos pase igual que esos endemoniados… nos cuesta abrir los ojos a la vida, nos gusta más, nos sentimos más cómodos en lugares de sombra y de oscuridad, nos gusta echarnos tierra encima, quedarnos en esos lugares de resentimiento, de enojos, de violencia. Jesús pasa por ahí y desata la vida, vence nuestras muertes, anima lo desanimado, genera luz y esperanza. Sin embargo la gente del lugar, al ver esto que pasó, le pide a Jesús que se vaya. ¿Será que tanto nos gusta la oscuridad? ¿Será que preferimos mantener como están a esos que sabemos están en lugares de muerte? ¿Valen más unos cerdos (comodidades, negocios, status quo) que el rescatar a nuestros hermanos de sus profundas oscuridades? |