Evangelio del Dia

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Lunes 14 de Junio de 2021

La Palabra dice


Mt. 5, 38-42

Jesús dijo a sus discípulos:

“Ustedes han oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.

Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado”.

La Palabra me dice


La ley del Talión es un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. Esta norma fue  asumido por muchos pueblos de la Antigüedad, Israel uno de ellos.
Es una justicia que admite la venganza como solución del conflicto. El libro del Deuteronomio dice que se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie.
Abofetear la mejilla era un acto de justicia que podía ejercer el amo a su esclavo, el esposo a su esposa, los padres a los hijos, los varones a las mujeres, y los afectados sólo podían someterse y responder con sumisión, sino equivalía a un suicidio. La ley se aplicaba abofeteando la mejilla derecha con el dorso de la mano (derecha), porque si lo golpea con la palma de la mano se pone a la altura del otro, reconociéndolo como igual. La clave de golpear con el dorso de la mano radica en estar reforzando al sistema de castas con su desigualdad institucionalizada. 
Cuando la persona que se tiene enfrente le ha vuelto el otro lado de su cara; y por Ley tampoco  puede puede utilizar la palma de su mano izquierda, el opresor, contra su voluntad, ha sido forzado a ser reconocido como ser humano igual a él, se le ha quitado el poder de humillar y le devuelve lo que ha olvidado, que todos somos hermanas y hermanos.
Pero Jesús cuando habla de ofrecer la otra mejilla enseña una nueva manera de resolver el conflicto, que es la fraternidad y lejos de sugerir pasividad constituye un acto de dignidad a ambas partes. 

Con corazón salesiano


Como Familia Salesiana, hoy, no podemos dejar de pensar en la fraternidad que caracterizaron, en su tiempo, a Maín y Don Bosco. Haciéndose eco de las enseñanzas de Jesús, supieron vivir el día a día desde la amorosidad, encarando los conflictos que pudieran surgir con dignidad. Con su ejemplo nos invitan hoy a buscar desde el Evangelio soluciones alternativas a las dificultades y grietas que nos atraviesan. 

A la Palabra, le digo


Jesús, vos que inspiraste a Maín y Don Bosco, enséñanos a ser fraternos/as. Viviendo en un mundo cargado de violencias e intolerancia, guíanos en la búsqueda de alternativas para construir un mundo más justo. Amén.