La Palabra me dice
La ley del Talión es un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. Esta norma fue asumido por muchos pueblos de la Antigüedad, Israel uno de ellos. Es una justicia que admite la venganza como solución del conflicto. El libro del Deuteronomio dice que se pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie. Abofetear la mejilla era un acto de justicia que podía ejercer el amo a su esclavo, el esposo a su esposa, los padres a los hijos, los varones a las mujeres, y los afectados sólo podían someterse y responder con sumisión, sino equivalía a un suicidio. La ley se aplicaba abofeteando la mejilla derecha con el dorso de la mano (derecha), porque si lo golpea con la palma de la mano se pone a la altura del otro, reconociéndolo como igual. La clave de golpear con el dorso de la mano radica en estar reforzando al sistema de castas con su desigualdad institucionalizada. Cuando la persona que se tiene enfrente le ha vuelto el otro lado de su cara; y por Ley tampoco puede puede utilizar la palma de su mano izquierda, el opresor, contra su voluntad, ha sido forzado a ser reconocido como ser humano igual a él, se le ha quitado el poder de humillar y le devuelve lo que ha olvidado, que todos somos hermanas y hermanos. Pero Jesús cuando habla de ofrecer la otra mejilla enseña una nueva manera de resolver el conflicto, que es la fraternidad y lejos de sugerir pasividad constituye un acto de dignidad a ambas partes. |