La Palabra me dice
Hoy celebramos en la Iglesia de Argentina nuestra fiesta mariana principal: nuestra querida Virgen de Luján. Este texto del evangelio de Juan nos hace un eco especial, pues nuestra Madre dio muestras claras de querer quedarse entre nosotros, en nuestra tierra. Jesús nos confió a Ella como nuestra madre, y Ella aceptó esta misión, y aquí en Luján quiso hacer de nuestros pagos el suyo. En este diálogo al pie de la Cruz, Jesús confía mutuamente a María y a Juan como madre e hijo. Es interesante constatar lo que afirma el evangelio: que el discípulo la recibió en su casa desde aquella hora; es decir, desde aquel mismo momento. Los discípulos aprendieron del testimonio de Jesús a aceptar la voluntad de Dios, incluso ellos recordarían el llamado que Jesús les hizo para que lo siguieran, y ellos inmediatamente dejaron todo para seguirlo. Pues ahora es a su Madre a quien hay que recibir, para que también sobre nosotros prodigue su cuidado y su testimonio de fe. María, será desde aquel momento el centro de unión de la Iglesia, de allí el vínculo indisoluble que hay entre ambas. |