La Palabra me dice
Cuando nos encontramos con algunos textos del evangelio experimentamos una serenidad profunda, o un consuelo frente a la inquietud y el temor. El de hoy es uno de esos textos. Jesús nos dice expresamente: “No se inquieten ni teman”. Con frecuencia experimentamos estos sentimientos, por los diferentes desafíos que la vida misma presenta, por la aparente fuerza vencedora del mal, por la indiferencia de tantos… En este tiempo tan especial de la pandemia que transitamos como humanidad, nos hace mucho bien escuchar estas palabras de Jesús. Recibimos la promesa de Jesús de que nos deja la paz. ¡Paz clama el mundo ante tantas injusticias! ¡Paz gritan muchos hermanos nuestros que son agredidos, olvidados o invisibilizados! ¡Paz gritan los más débiles e indefensos que no encuentran un lugar donde hacer oír su voz! Paz es el saludo de Jesús hoy, como regalo para todos, y como invitación a darla a los hermanos. ¿Nos sentiremos lo suficientemente interpelados como para construir la paz en torno nuestro, llevar ese sosiego y serenidad de parte de Dios a nuestros hermanos? |