Evangelio del Dia

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Lunes 03 de Mayo de 2021

La Palabra dice


Jn. 14, 6-14

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a Tomás:

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.

Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: Muéstranos al Padre”? ¿No crees que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que Yo hago, y aún mayores, porque Yo me voy al Padre. Y Yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, Yo lo haré”.

La Palabra me dice


¡Qué potente imagen usa Jesús para describirse! En los oídos de sus oyentes, todos judíos creyentes, resonarían esas palabras en la memoria de la salvación que Yavhé hizo del pueblo de Israel en el Éxodo. Allí, en medio del desierto, Dios les indicaba el camino con una nube de sombra durante el día, y otra de fuego en la noche; les iba revelando su voluntad con sus mandamientos y gestos; y los sostenía con el pan del camino, el agua que brotaba de las piedras… 

Jesús no es un simple guía, un conductor. Él es camino mismo, la rampa que nos lleva al Cielo, y la puerta misma de la felicidad infinita. Él es el Camino.

Jesús no es sólo un “rabí”, un maestro, un profeta que enseña la fe o ayuda a descubrir la voluntad de Dios. Él mismo es la alianza que el Padre hace para revelarnos todo su amor. El mensaje y el contenido se identifican. Él es la verdad.

Jesús no solo viene a ser nuestro pastor, para custodiarnos. Él viene a ser la víctima que entregará su vida para devolverla en plenitud; siendo Él mismo víctima, sacerdote y altar. Él es la vida.

Con corazón salesiano


Nuestro querido Don Bosco insistía mucho a sus salesianos y jóvenes: “sean imitadores míos, como yo lo fui de Cristo”, parafraseando así a San Pablo. El ser testimonio de camino hacia Jesús fue su anhelo vital más profundo. Y esta es la tarea que nos deja encomendada a toda la Familia Salesiana: hacernos cercanos, desde la verdad, y cuidando la vida, para llevar a todos a Jesús que es el camino seguro, la verdad revelada, y la alegría plena.

A la Palabra, le digo


Nos dices: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Queremos, Señor, tener la confianza de los hijos de ir por tu senda, la firme convicción de que eres la luz verdadera que ayuda a distinguir el bien y el mal, y el gozo profundo de que siempre seremos premiados con la vida que no acaba, aquí en el tiempo y en la eternidad.