La Palabra me dice
Este texto parece un “itinerario a la fe verdadera en el Cristo pascual”, construido a través de un “diálogo-contrapunto”. Discípulos: comienzan atónitos y temerosos / Jesús: se muestra no como espíritu sino como “encarnado” (cuerpo: condición de humanidad) / Discípulos: “tan” alegres y admirados, resisten creer / Jesús: comparte el comer (cuerpo: posibilidad de comunión) / Discípulos: comprenden por fin las Escrituras: el Mesías “debía” sufrir (cuerpo: lugar sacrificial de víctima vicaria), siendo así llamados a una Fe-testimonio en misión universal…
Para esos discípulos creyentes judíos la dificultad estriba en la resistencia a aceptar el mesianismo “estilo Servidor sufriente de Yahveh”, que es así la piedra de toque o la autentificación del mesianismo cristiano, la clave única de interpretación de toda pascua y (cuando es rechazado) el más eficaz detector de espiritualismo.
Ser Testigos de la Pascua es ser testigos de un proceso. Constato cómo nuestro testimonio pierde valor salvífico y espesor humanista cuando sólo anunciamos el fin de ese proceso, cuando anunciamos la Vida sin decir que es la Vida-a-través-de-la-Muerte (o sea siempre un “MorirVivir”), cuando anunciamos ingenuamente la Alegría sin incluir la sombra de la nube del Dolor; cuando anunciamos la Comunión sin mostrar con humildad nuestras cicatrices de solitaria o agresiva dispersión…
En términos de tiempos litúrgicos, me siento llamado a animar la Pascua no como mera “sonriente postCuaresma”, sino como des-velamiento del lado más luminoso de la misma fe ejercitada en la Cuaresma, el “lado glorioso” de un único y espeso misterio de “MuerteVida”.
Y en mi misión de “acompañante y escuchador de jóvenes” (o sea, hablando en términos de educación de la fe) sé que la espiritualidad de la Pascua, cuando incluye todo el angosto camino previo, es la mejor vacuna contra un entusiasmo cristiano hueco y estancadamente adolescente, incapaz de sortear los escollos de la primera prueba (enseña Jalics: a cualquier edad, una fe adolescente sólo evoluciona y llega a ser fe joven cuando acepta la experiencia contundente de cargar pascualmente la propia cruz vital). Me doy cuenta, en ese sentido, que mi única sabiduría creíble y “educativa” provendrá de mi propia experiencia de cruz pascual, y de cómo la sostenga y profundice... Más aún, en este tiempo de incertidumbre y descolocamiento general. |