La Palabra me dice
“Atónitos y llenos de temor”: Jesús los ayuda a superar el miedo y la incredulidad, de modo que puedan identificar que Cristo resucitado es Jesús de Nazaret, el mismo que fue muerto en la Cruz, y no un Cristo fantasma como imaginaban los discípulos viéndolo. Él mandó palpar el cuerpo, porque la resurrección es resurrección de la persona toda, cuerpo y alma. La resurrección no tiene nada que ver con la teoría de inmortalidad del alma, enseñada por los griegos. ¿Cuáles son mis temores ante el Resucitado? ¿Cuáles son mis seguridades ante él?
“Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir”: Una de las mayores dificultades de los primeros cristianos fue aceptar a un crucificado como siendo el mesías prometido, pues la ley misma enseñaba que una persona crucificada era “un maldito de Dios” (Dt 21,22-23). Por eso, era importante saber que la Escritura había anunciado ya “que el Cristo debía sufrir y resucitar”. ¿Es para mí fuente de dificultad reconocer la forma de ser Mesías de Jesús? ¿Todavía tengo ganas de que esta forma fuese diferente, más cercana al triunfalismo de este mundo?
“Ustedes son testigos de todo esto”: En esta orden final está la misión de las comunidades cristianas: ser testigos de la resurrección, para que quede manifiesto el amor de Dios que nos recibe y nos perdona, y querer que vivamos en comunidad como hijos e hijas suyos, hermanos y hermanas unos de otros. ¿Reconozco en mí este llamado de Jesús? ¿Cómo va mi alegría, mi esperanza, mi ‘optimismo realista’ de que la última palabra la tiene el bien, el amor, Dios, que es la forma de ser testigo? |