Con corazón salesiano
En los orígenes de la espiritualidad salesiana, en el corazón salesiano, encontramos la cruz. Cada paso que fue dando el joven Juan Melchor Bosco, para cumplir la voluntad de Dios, tuvo una renuncia importante. Nosotros lo sabemos, por eso no podemos eludir esta dimensión del sacrificio. Cargar la cruz de cada día con alegría y optimismo es el acto de realismo salesiano que experimentamos en nuestra intimidad. En la vida de Don Bosco podemos leer los eventos difíciles que tuvo que sortear para ser fiel a su proyecto. Nuestro padre nos enseña a convivir con las adversidades: cuando no tenían lo suficiente para comer, cuando no tenían un lugar para el oratorio, cuando nadie lo comprendía, cuando lo abandonaban, cuando fallecían sus familiares y amigos... Don Bosco no se dejó vencer por las adversidades y siguió caminando ayudado por la Maestra, por María Auxiliadora que lo guió con su maternal cuidado. |