Evangelio del Dia

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Sábado 17 de Octubre de 2020

La Palabra dice


Lucas 12, 8-12 - “Reconocer a Jesús”

“Les aseguro que a aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios. Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir”.
 

La Palabra me dice


Hoy Jesús en el evangelio nos invita a reflexionar cosas muy importantes. En primer lugar, reconocerlo tanto al estar a solas o en multitud. Luego también reconocer las acciones que el Espíritu Santo nos motiva a hacer, donde Dios se hace presente acompañándonos en nuestra historia y caminos. Por último, no tener miedo y confiar en su presencia de amor y la acción del espíritu en nosotros frente a las situaciones que nos toquen confrontar.

Acompañando la lectura de la palabra de hoy, nos pueden ayudar algunas preguntas para meditar y poner en oración nuestra relación con Jesús:

¿Reconozco a Jesús en la intimidad y cuando estoy con otras personas?

¿Me animo a charlar con Él?

¿Puedo confiar en la motivación del Espíritu?

Con corazón salesiano


A lo largo de su vida, Don Bosco nunca dejó de reconocer a Jesús en su historia, de presentárselo a sus jóvenes en el oratorio como un amigo fiel e invitarlos a acercarse a Él en la eucaristía. Otro aspecto que se evidencia fuertemente fue el de confiar en la Providencia ante las situaciones que le tocaba vivir, siendo esta confianza motivaciones del Espíritu de Dios que nunca lo dejaron bajar sus brazos frente a las adversidades.

A la Palabra, le digo


Padre Bueno que te haces presente en el amor de tu hijo y la motivación del Espíritu, inspírame en mi camino, acompaña mis pasos, mis pensamientos, mi ser escuchador, mi decir y actuar; aprendiendo a reconocerte en mi momentos frágiles y mis alegrías, en lo íntimo y en lo comunitario. Te agradezco por tu misericordia, por el soplo de tu espíritu y por lo que voy viviendo día a día, Amén”

Escuchamos la canción “Fruto nuevo de tu Cielo”, de Metanoia: https://www.youtube.com/watch?v=nJrZ5aTvywU