La Palabra me dice
Me surge pensar: ¿cuántas veces nos colocamos como Marta en la vida? ¿Cuántas veces invitamos a Jesús a nuestra casa, a nuestra vida, pero sin embargo nos colocamos como Marta? Y le damos mayor importancia a todos los quehaceres, a todos los trabajos y a todo aquello en lo cual nos mantenemos ocupados, sabiendo que Jesús está, pero ante todas estas tareas no nos detenemos a escucharlo como lo hace su hermana, “María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”. Detenerse y disponerse a escuchar al Señor quiere decir estar ahí con Él, no descuidando los quehaceres y el trabajo, sino haciendo junto con lo que el Señor nos va diciendo a medida que lo vamos escuchando. ¿Nos cuesta sentarnos a escuchar lo que Jesús nos quiere decir? “Marta, Marta, te inquietas y agitas por muchas cosas, sin embargo, una sola es necesaria”. En las actividades y quehaceres diarios, nos solemos inquietar y agitar como Jesús le dice a Marta, sin embargo ante todo ello sólo una cosa es necesaria: escuchar lo que Jesús nos quiere decir. Estos tiempos también nos ayudan a animarnos a profundizar más en qué es aquello que Jesús nos quiere decir, qué es aquello que nos hace estar sentados a sus pies escuchando su palabra, como lo hizo María, y que es aquello que le queremos responder a su palabra. |