Evangelio del Dia

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Lunes 13 de Julio de 2020

La Palabra dice


Mt. 10, 34- 11, 1 – “El que los recibe a ustedes”.

Jesús dijo: “No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. Pues he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Cada cual verá a sus familiares volverse enemigos. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no es digno de mí. 

El que vive su vida para sí la perderá, y el que sacrifique su vida por mi causa, la hallará. El que los recibe a ustedes, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado. El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa digna de un profeta. El que recibe a un hombre justo por ser justo, recibirá la recompensa que corresponde a un justo. Asimismo, el que dé un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, porque es discípulo, no quedará sin recompensa: soy yo quien se lo digo”.

Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí para predicar y enseñar en las ciudades judías.
 

La Palabra me dice


La dificultades de la misión 

Jesús vivió en medio de un pueblo irremediablemente dividido. Existían clases altas, comprometidas con los romanos en la explotación del pueblo, y ricos poderosos que no se preocupaban por la pobreza de sus hermanos. También se daban grupos de oposición a los romanos que se identificaban con los anhelos del pueblo. Había muchos conflictos y tensiones sociales que se reprimían matando sin piedad. Estaba la religión oficial que se organizaba en torno a la sinagoga y al Templo. Los pobres vivían una piedad que se manifestaba en devociones, peregrinaciones y prácticas seculares. Había grupos y orientaciones diversas que se consideraban herederos del legado de Dios: fariseos, esenios, samaritanos, herodianos, saduceos, zelotes, sacerdotes y sumos sacerdotes, levitas, escribas... En una palabra, existían conflictos en los distintos niveles de la vida de la región: económico, social, político, ideológico, religioso. 

En este sentido, Jesús no vino a traer una paz que avalaba al sistema divisor. Su mensaje fue conflictivo porque propuso una hermandad más auténtica: la que no se basaba en pertenecer a un grupo social sino a un estilo de vida que defendía a todas las dignidades desprotegidas.

Con corazón salesiano


Don Bosco no fue cómplice de un sistema que que dividía y marginaba a la sociedad. Él se hizo cargo y  tomó una postura clara de cuidado a los jóvenes más pobres, abandonados y oprimidos.

A la Palabra, le digo


Señor Jesús, danos la fortaleza y sabiduría para tomar posturas ante las situaciones de injusticia, pobreza y marginación sin importar que estas opciones hagan más difícil nuestra vida.