Con corazón salesiano
El 9 de diciembre de 1859, diecinueve muchachos van a una sala con Don Bosco previa citación de él. Luego de invocar al Espíritu Santo y a la Virgen María, les dijo con lágrimas en los ojos que había llegado la hora de formar a la sociedad que sería el principal sostén del Oratorio. Les preguntó a cada uno de esos jóvenes si querían pertenecer a ella y que se llamaría “San Francisco de Sales”. También les avisó que, a la próxima reunión, deberían ir quienes tenían la intención de consagrarse a Dios. Todos siguieron con su vida cotidiana en el Oratorio: repartían su tiempo entre el estudio, el trabajo y la oración. Lo que vivían lo ponían en el centro de su discernimiento: ¿Seguir o no a Don Bosco? Y así fue. El 18 de diciembre, con Don Bosco en el centro, diecisiete dijeron Sí: Vittorio Alasonatti, Angelo Savio, Michele Rua, Giovanni Cagliero, Gio Battista Francesia, Francesco Provera, Carlo Ghivarello, Giuseppe Lazzero, Gioanni Bonetti, Gioanni Anfossi, Luigi Marcellino, Francesco Cerruti, Celestino Durando, Secondo Pettiva, Antonio Rovetto, Cesare Giuseppe Bongiovanni, Luis Chiapale. |