Evangelio del Dia

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Martes 23 de Junio de 2020

La Palabra dice


Mt. 7, 6. 12-14 – “Háganlo por ellos”

Jesús dijo a sus discípulos: “No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos.

Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran”.
 

La Palabra me dice


El reconocido código de la ley del Talión, “ojo por ojo”, es superado en el Antiguo Testamento por la frase “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”, aunque se afirma que el primero en decirla fue Confucio. Jesús la supera con esta que encontramos en el evangelio, proponiendo que tratemos a los demás como queremos ser tratados nosotros.

Sin duda el punto de partida de toda buena convivencia es el respeto que debemos a nuestro prójimo y no siempre nos comportamos teniéndolo en cuenta.

El que así se comporta entra por la puerta estrecha, después de recorrer un duro camino.

No ha elegido la facilidad que ofrece la mediocridad ni se dejó llevar por su fragilidad, se siente responsable de la vida que Dios nos da para compartir con los demás y encaminarnos a la casa del Padre.

Con corazón salesiano


El maestro de Don Bosco fue San José Cafasso, cuya fiesta celebra hoy la liturgia. Sin duda, para que Don Bosco pusiera en práctica el mandato evangélico lo puso ante la durísima realidad que ofrecía la cárcel en su tiempo, donde la persona no sólo pierde su libertad, sino también su dignidad, muy lejos de ser un lugar para adquirir los valores perdidos y que han motivado la encarcelación.

Don Bosco insistía permanentemente en el valor del buen ejemplo como un medio no sólo para una sana convivencia, sino para mejorar el ambiente en el que se desenvolvía entre los niños y adolescentes más descuidados y discriminados de la sociedad de Turín.

Tres ejemplos ofrecerá muy pronto a los integrantes del oratorio: las vidas de Domingo Savio, Miguel Magone y Francisco Bessuco.

Alentaba a sus primeros salesianos a buscar lo bueno que hay en toda persona, para desde allí ayudarlo a mejorar. Por otro lado, insistía en evitar a los “malos compañeros”.

A la Palabra, le digo


Recemos con el Salmo 112 (111):

“En las tinieblas resplandece la luz del justo, tierno y clemente.
El hombre de bien es compasivo y con recto juicio arregla sus asuntos,
No será conmovido jamás, permanecerá en memoria eterna su ejemplo.
Seguro está su corazón y no teme a los impíos.
Su justicia permanece para siempre”.