Evangelio del Dia

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Domingo 03 de Mayo de 2020

La Palabra dice


Jn. 10, 1-10 – “Yo soy la puerta”.

Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”.

Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.

Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquéllos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta.

El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”.
 

La Palabra me dice


Abre Señor mis oídos para escuchar tu dulce Voz, tu Palabra, tu Corazón. Cierro por un momento mis ojos y escucho los sonidos a mi alrededor, sereno mi corazón, escucho mi respiración, escucho…

Lo primero que resuena en mi corazón al leer este texto es “su voz”, “escuchan su voz”, “conocen su voz”, “siguen su voz”. Inmediatamente resuena en mí, el salmo 29 que describe cómo es la voz de Dios, y dice: “¡La voz del Señor es potente, la voz del Señor es majestuosa! La voz del Señor parte los cedros…”. Y me da vuelta esta hermosa imagen, la voz del Señor se conoce en la Palabra y las ovejas reconocen su voz y lo siguen.

Y pienso en mi cotidiano, cuántas voces me llegan de todos lados, cuántas voces internas me abruman muchas veces, cuántas voces diversas y variadas, cuántos timbres de voz diferentes. ¿Y cómo identificar la voz de Dios en medio de tantas voces? 

El texto dice que las ovejas escuchan, conocen y siguen su voz. Las ovejas confían plenamente en esa voz que da vida. Y podemos comprender que cuando habla de ovejas está hablando de nosotros, sus discípulas y discípulos, quienes amamos su Voz y encontramos Vida en ella. 

El pastor llama a las ovejas por su nombre y ellas lo siguen. El Señor pronuncia cada día nuestro nombre para que vivamos. Su dulce voz con ternura y cuidado nos llama, y nos convoca a su seguimiento. Siempre sintiéndonos ovejas-discípulos-buscadores, y al mismo tiempo, nos llama a ser pastores invitándonos a su misión de cuidar y amar a otras ovejas.

Con corazón salesiano


Cómo no recordar el sueño de los 9 años de Juanito, rodeado de jóvenes que se insultaban y golpeaban, que eran lobos y fieras salvajes, para luego transformarse en mansos corderos. Y él en medio de ellos, siendo testigo de esa conversión. 

También me viene la imagen de la Pastora que lo llama, y le muestra a Jesús el campo donde debía trabajar. La Pastora, nuestra Auxiliadora, la que nos muestra siempre el camino a seguir y nuestra misión: a Jesús y los jóvenes. 

Y evoco en este texto de la Palabra nuestras propias vidas, donde tantas veces nos sentimos llamados por nuestro nombre, convocados a un mismo rebaño-familia, llamados a una común misión de ser pastores y pastoras por el bien de tantos jóvenes.

A la Palabra, le digo


Gracias Señor por tu Palabra que renueva mi seguimiento y búsqueda profunda de tu Presencia. 

Quiero escuchar tu dulce voz, Señor. Sigue llamándome y atrayéndome a Ti. 

Se hace eco en mí aquella bonita canción: “Tu voz resuena en mí, y va aumentando. Tu voz resuena en mí, tu voz es clara. Tu voz resuena en mí, me impulsa. Tu voz resuena en mí…”

Para seguir enamorándonos de su Voz, te dejo en este enlace una canción que también puede ayudarte a escuchar la Voz del Señor que nos da VIDA:

Tu Voz, de Abigail Guzmán
https://www.youtube.com/watch?v=xSycXshiqUo