La Palabra me dice
Hoy la Palabra nos presenta “las credenciales de Jesús”. Él no habla de sí mismo, hay quien lo acredita… Según la ley de Moisés (Dt. 19,15) para que un testimonio tenga valor es necesario que proceda de dos o tres testigos. Jesús alega a favor suyo el testimonio de Juan el Bautista, el testimonio del Padre, sus obras y finalmente el de las Escrituras. Pero los judíos han endurecido el corazón: les cuesta ver con ojos limpios el acontecer para descubrir en las obras que Jesús realiza la presencia del Padre. Mi “credencial”: ¿qué dice, a quién da a conocer, a quién anuncia? Y mis ojos, ¿con qué actitud taladran la realidad? Estoy convencida que la limpieza del corazón se transforma en transparencia al llegar a los ojos, y los hace capaces de ir más allá de la opacidad de las apariencias… “Ustedes examinan las Escrituras… ellas dan testimonio de mi…”. Nuestras “credenciales” anunciarán el Reino en la medida en que nos hacemos permeables y porosos a la Palabra… en la medida en que nos vinculemos vitalmente a Ella y esto significa a veces ser “ceñidos” y llevados a donde no querríamos ir… Qué bueno si en este tiempo de Cuaresma frecuentamos un poco más la Palabra, nos familiarizamos con ella, guardamos como un tesoro en nuestro corazón breves frases… dejando que nos transforme sin oponer resistencia. “Yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre a ese sí lo van a recibir. ¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que sólo viene de Dios?”. Duras palabras: Jesús echa en cara a los dirigentes los impedimentos para que lo reconozcan como Mesías Hijo de Dios: interpretan interesadamente las Escrituras… buscan su propia gloria, su prestigio, haciéndose explotadores. No buscan el amor y la misericordia, por lo tanto carecen de la única credencial que les permitiría afirmar que aman a Dios y buscan sólo su gloria… ¿no será que tendremos que “renovar nuestra credencial” porque la mediocridad, por momentos la cerrazón, la no misericordia, la poca solidaridad, el ser auto referenciales, los reconocimientos, el estar por encima de otros, la buena fama… en fin, “las glorias” han desdibujado sus lineamientos fundantes: ser imagen de Dios? |