Evangelio del Dia

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Martes 22 de Octubre de 2019

La Palabra dice


Lc 12, 35-38
Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta. ¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!
 

La Palabra me dice


El tono no es de invitación. Es una orden. “Estén preparados”. La atención se especifica en actitudes bien concretas: “ceñidos” (la túnica atada con el cordón), para tener los pies libres y así moverse con rapidez; las “lámparas encendidas”, no sea que pierdan un montón de tiempo en el trajín de buscar todo lo necesario para tener luz en la oscuridad… Resumiendo: libertad de todo lo que impida ejercitar la disponibilidad y el servicio y prevención para tener todo dispuesto en vistas a lo que viene.
 
Debajo de esta actitud de preparación y disponibilidad para hacer la voluntad de Dios, hay encerrada una gran bienaventuranza, una gran felicidad. La prontitud para el servicio es vista por Jesús como muy grata a los ojos de Dios. Hasta genera en él un sentimiento de gratitud y ternura que lo lleva a realizar una inversión del orden: “el señor se pone a servir a los servidores”…
 
Además, no hay horario… el Señor está viniendo en todo momento. La disponibilidad debe ser permanente. El tiempo histórico está cargado de presencia de Dios, que viene en toda circunstancia, persona, encuentro, acción… En cada momento el Señor desea que estemos preparados para abrirle la puerta, reconocer que es él quien llega y servirlo en lo cotidiano. Allí está nuestra felicidad…

Con corazón salesiano


Don Bosco valoraba el tiempo cronológico como un tesoro… Recordemos cómo combatía el “ocio” en los jóvenes, el no hacer nada, el estar tirados, desganados… En cambio, en la fórmula del “cumplimiento del deber” concentraba esta dinámica evangélica del estar alerta para hacer todo bien: si jugás, si rezás, si estudiás, si cantás… hacelo todo bien y en su momento, porque así agradás a Dios y sos feliz. “Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres, haciendo bien las cosas que tenemos que hacer como Jesús lo quiere”.

A la Palabra, le digo


Que el trajinar y correr todo el día por la multitud de ocupaciones, empeños y responsabilidades, no me saque, Señor, del estar prevenido y atento a tu llegada. Enseñame a saber jugar este tipo de “escondidas” para descubrirte presente, detrás y dentro de cada acontecimiento del día. Que te pueda cantar “piedra libre” para alegrarme en el reconocer que sos vos a quien sirvo en toda circunstancia. Hacé que el vivir el sistema preventivo me ejercite también para esta prevención tan evangélica.