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15 de abril, 2019

Hacer el camino de Jesús

Entrevista al artista plástico Alejandro Santana



“En el arte plástico se trabajó mucho más sobre la Pasión y muerte de Cristo que sobre su vida y Resurrección. Algo del cristianismo no se estaba mostrando…”. Alejandro Santana es un reconocido escultor y artista plástico. En su taller de Junín de los Andes, Neuquén, recibió al Boletín Salesiano para conversar sobre una de sus obras más reconocidas: el Via Christi, un gigantesco parque de esculturas sobre la vida, Pasión y Resurrección de Jesús.

Originalmente, la obra iba a ser un Via Crucis “tradicional” en uno de los cerros de la ciudad, donde una gran cruz era el lugar de las procesiones de fe de los lugareños. Sin embargo, como cuenta Santana “con el equipo que habíamos ideado el proyecto seguimos haciendo reuniones y retiros, y ahí surgió la idea de hacer un recorrido por la vida, muerte y resurrección, tal como están en el Evangelio”.
Falta un montón... me gustaría hacer algunas obras de infraestructura para terminar los caminos. Que haya más sanitarios, mejor iluminación. Por supuesto que en el Via Christi no está todo lo que hay para contar del cristianismo, pero como obra, creo que ya está terminada”.

Según el artísta, no alcanzarían los cerros para poner todo lo que se puede decir sobre la vida de Jesús. Por lo tanto, eligieron algunas escenas: el nacimiento, el bautismo, el desierto, el sermón de la montaña, Jesús y los niños —porque esta es “tierra salesiana”, reconoce el autor— y una parábola, una curación, un milagro, el Vía Crucis y la Resurrección.

“Poner las esculturas en un lugar donde la naturaleza está exultante ayuda a comprender el Evangelio, que es un misterio. Al recorrer el Via Christi vos sentís que el Señor está acompañándote en el camino; esa es una sensación que muchos de los visitantes que recorren el parque me han comentado. Es hermoso transitar las distintas estaciones, en medio del bosque y del cerro. Ahí está también la palabra, la mano, la presencia de Dios”, afirma.

¿Qué cambió en vos después de trabajar en este proyecto?

Tengo la gracia de poder trabajar con el Evangelio. Y sé que no soy un buen cristiano. Pero tengo fe. Creo que hacer esta obra me ha ayudado a crecer. Al estar trabajando en algo relacionado con el Evangelio te tenés que sumergir en la Palabra. Tenés que expresar esa palabra desde otro lugar. El arte es comunicar. En el medio por supuesto está todo el trabajo de buscar los fondos, firmar papeles, buscar plata y rendirla, cargar camiones y todas las cosas cotidianas que tiene cualquier trabajo. Pero no puedo decir que esta tarea no me haya transformado. Esto es como echarle un balde de agua a una canasta de mimbre. No la vas a contener, pero algo queda.
Este proyecto, que comenzó en el 2000 junto a la iniciativa de la hermana Elda Scalco y el salesiano Renzo Baldo, tuvo en 2017 un gran hito: la inauguración del “Cristo Luz”, la última estación, una gigantesca estructura de vidrio y acero que de noche se hace visible desde toda la ciudad. El parque Via Christi, conformado por un recorrido de dos kilómetros, veintitrés estaciones y el Cristo Luz, está abierto todo el año. La celebración de la Semana Santa convoca a miles de personas cada Pascua

Muchas de las esculturas están inspiradas en personas de Junín, ¿qué quisiste transmitir con eso?

Uno no puede pretender que una obra no tenga lo que uno piensa, y yo creo que Dios se manifiesta a todos. El setenta por ciento de la gente más humilde de Junín es mapuche. Muchas de las personas que trabajan acá en el taller son mapuche y convivimos como hermanos. Todos somos hijos de Dios y por lo tanto todos somos hermanos. El cristianismo está vivo, es una palabra viva y con la cultura va modificándose.

Casi todas las imágenes que nosotros tenemos de los santos, y aún de Jesús y de la Virgen, son imágenes europeas, de ojos claros y pelo castaño. Sin embargo, Cristo nace en Oriente. El cristianismo sale de Medio Oriente y muchos de los Evangelios se escriben en Occidente. El pensamiento europeo ya está inserto. De esa manera viaja para América. Ellos hicieron esa transformación y creo que es buena, porque la Palabra va a las personas, las personas son cultura, y la cultura se mueve, se va transformando.



¿Cómo surgió la idea del “Cristo luz”?

Cuando estábamos terminando la obra, surgió la propuesta de hacer una imagen más grande, que de alguna manera “culmine” la obra. Y quisimos hacerlo “arriba de todo” por la tradición que hay en Junín de los Andes. El padre Milanesio —misionero salesiano de fines del siglo XIX— había  dicho que Junín iba a ser un “faro” de evangelización, cuya luz se vería a centenares de millas a la redonda.

Y por otro lado, yo me acuerdo que en ese tiempo el padre Antonio Mateos, salesiano, me dio un libro de Leonardo Boff, que tenía un cuento que decía: “Yo soy la luz que está sobre todo. Yo soy el todo. Todo salió de mí y todo vuelve a mí. Levanta una piedra y ahí estoy yo. Parte un leño y ahí me encontrarás”. Toda la creación es de Dios y está en lo más mínimo. En todas las dimensiones, en la naturaleza, desde el bichito más pequeñito hasta el ave más grande. Todo es creación y en todo está Dios.

Esto está muy relacionado con la mirada de los pueblos originarios. Ver cómo Dios atraviesa toda nuestra existencia. Vivimos en Dios, con él y en él. En este planeta, en esta tierra que nos dio. Por eso tenemos que tener respeto. No solamente estamos arruinando el planeta para las futuras generaciones. Arruinado el planeta, si nosotros lo vemos desde la mirada cristiana, también estamos haciendo un daño a Dios. A Dios en su Creación, que somos todos los que existimos. Y podemos disfrutar de esa vida porque estamos viviendo en Dios.

Por Ezequiel Herrero y Santiago Valdemoros

BOLETÍN SALESIANO - ABRIL 2019