La Palabra me dice
Cuando Jesús es presentado en el templo no lo reciben los maestros de la Ley o los Sumos sacerdotes, sino dos ancianos que se nos revelan como los pobres de Yahvé que esperan en su promesa.
Y es más llamativa aún la figura de Ana: mujer, profetiza y que sirve a Dios “noche y día” en el Templo. Lucas la presenta como una israelita plena. Esa plenitud la significa con el número 7, los años que estuvo casada. Sus 84 años de edad resultan de multiplicar 7 por 12, como las tribus de Israel. Ana, como mujer y como pueblo, conocía la promesa, el amor, la compañía, también la pobreza, la soledad, la espera… Su fidelidad la expresaba en los ayunos y oraciones, así permanecía unida a Dios y atenta a su llegada. Por eso, cuando encuentra al niño en brazos de sus padres, le brota la gratitud y el anuncio, porque no puede más que compartir su alegría y esperanza. |