Evangelio del Dia

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Miércoles 15 de Julio de 2020

La Palabra dice


Mt. 11, 25-27 – “Se la has revelado a la gente sencilla”.

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
 

La Palabra me dice


“Te doy gracias, Padre”

En la época de Jesús la oración diaria era cultivada en la casa familiar. Ésta consistía en rezar tres veces al día las 18 bendiciones judaicas (mañana, mediodía y noche). Una de estas  bendiciones le rezaba al Dios Revelador que se manifiesta y elige al pueblo. Este es el esquema de oración con el que Jesús rezaba todos los días. 

Ya en presencia de sus amigos, los discípulos, Jesús hace una oración para expresar su alegría al percibir que los pobres y pequeños entendían el mensaje del Reino.

A través de sus palabras y acciones, nacidas de la experiencia de hijo, el mismo Dios que parecía tan distante y severo, adquiere los trazos de un Dios bondadoso, tierno, presente, pronto a acoger y liberar.

Esta Buena Noticia de Dios, comunicada por Jesús, era y continúa siendo la llave para leer el Antiguo Testamento y rezar los salmos con una nueva perspectiva. La oración de Jesús no es un cumplimiento de como lo prescribía la religión judía sino el encuentro del Hijo con su Padre.

Con corazón salesiano


En una carta de Diciembre de 1880 la Madre Mazzarello le escribe a Emilia Viarengo, quien tiene deseos de hacerse religiosa salesiana: “ Doy gracias al Señor de que siga alimentando el deseo de consagrarse toda a Él; manténgase fiel, rece y confíe. Si el Señor la llama entre las Hijas de María Auxiliadora, esté tranquila que Él la conducirá”. 

En esta respuesta deja entrever  que María Mazzarello experimenta que la vida y la vocación están en las manos de Dios, y que sólo Él es quien revela el misterio del amor. Esto será siempre un motivo de gracias.

A la Palabra, le digo


Ahora entendemos que Dios es todo cariño. ¿Cómo no lo vamos a amar? Nos damos cuenta de que Dios es todo bondad. ¿Cómo le vamos a tener miedo? Vemos que Dios es todo mansedumbre. ¿Cómo no vamos a confiar en Él? Sabemos que Dios es Amor. ¿Cómo vamos a tomar tan a la ligera la culpa, el ofender a Dios nuestro Padre? Si no queremos ofender a Dios, no es precisamente porque le tengamos miedo, sino porque nuestro corazón no consiente el tratar mal a un Padre que nos quiere tanto.