La Palabra me dice
“Te doy gracias, Padre” En la época de Jesús la oración diaria era cultivada en la casa familiar. Ésta consistía en rezar tres veces al día las 18 bendiciones judaicas (mañana, mediodía y noche). Una de estas bendiciones le rezaba al Dios Revelador que se manifiesta y elige al pueblo. Este es el esquema de oración con el que Jesús rezaba todos los días. Ya en presencia de sus amigos, los discípulos, Jesús hace una oración para expresar su alegría al percibir que los pobres y pequeños entendían el mensaje del Reino. A través de sus palabras y acciones, nacidas de la experiencia de hijo, el mismo Dios que parecía tan distante y severo, adquiere los trazos de un Dios bondadoso, tierno, presente, pronto a acoger y liberar. Esta Buena Noticia de Dios, comunicada por Jesús, era y continúa siendo la llave para leer el Antiguo Testamento y rezar los salmos con una nueva perspectiva. La oración de Jesús no es un cumplimiento de como lo prescribía la religión judía sino el encuentro del Hijo con su Padre. |