Evangelio del Dia

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Sábado 04 de Julio de 2020

La Palabra dice


Mt. 9, 14-17 – “Vino nuevo en odres nuevos”

En aquel tiempo se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?".

Jesús les dijo: “¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja una rotura peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan”.
 

La Palabra me dice


La opresión creada por el poder religioso era más profunda que la sumisión al poder romano. En nombre de Dios se justificaba el nacionalismo judaico, la marginación social, la sumisión ciega a la Ley, la separación entre puro e impuro generando un sentimiento de indignidad frente a Dios y una religión desligada de la práctica social. Jesús intentó acabar con el fanatismo judaico. Lo mismo hizo con la marginación social, evidenciando que Dios está contra toda forma de discriminación. Jesús mostró que Dios siempre está con los pobres: “Bienaventurados son los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios”. Una enseñanza contraria a la Ley oficial que afirmaba que la pobreza era castigo de Dios.

Aceptar a Jesús es aceptar una manera nueva de vivir que atraviesa a todas las dimensiones de la vida. No se trata sólo de una nueva manera de vivir la fe, sino de las implicancias que ésta tiene en lo cotidiano. Jesús es el vino nuevo que necesita una nueva manera de ser para recibirlo.

Con corazón salesiano


Don Calosso fue para Juan Bosco un amigo fiel. Él mismo dirá: “Le quería más que a un padre, rezaba por él y le servía con ilusión en todo”. Y si ahondamos en este vínculo, es entendible que sintiese tal afecto por su bienhechor. Entre otras cosas, Don Calosso le había enseñado a Juan cuánto valía un director fijo y cómo éste podía ayudar a discernir entre lo que era importante y lo que no. Será este sacerdote quien le prohibiera a Juan Bosco realizar penitencias, que venía realizando y que no eran acordes a su edad. También, alejándose de la corriente religiosa que tenía mucho asidero en ese tiempo, el jansenismo, lo estimula a la confesión y comunión diaria. Le enseña a meditar y a gustar de la vida espiritual. En esta relación cuasi filial, Juan Bosco descubre una manera más humana de acercarse a Dios. Lejos de los dogmas que, muchas veces, operaban en ese contexto piamontés.

A la Palabra, le digo


Quiero Jesús dejar que tu Espíritu vivifique toda mi vida, emociones, pensamientos, gestos y mirada. Quiero que caminemos juntos por la universidad, por mi trabajo, mis vínculos, pasiones,  silencios y miedo. Quiero sentirte como a ese amigo al que todos recurrimos cuando sentimos que que no podemos afrontar las dificultades  y se acaban nuestras fuerzas.

Gracias Señor por tu amistad.