Evangelio del Dia

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Viernes 18 de Octubre de 2019

La Palabra dice


Lc 10, 1-9
Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni alforja, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan primero: “¡Que descienda la paz sobre esta casa!”. Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: “El Reino de Dios está cerca de ustedes”.
 

La Palabra me dice


Jesús es consciente de lo exigente que puede ser seguirle y ser coherente con el envío. En ese contexto es entendible la afirmación sobre la abundancia de la mies y la escasez de obreros… ¿Sentimos en nuestras vidas esta exigencia, o la hemos diluido en justificaciones acomodaticias?
No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias. En tiempos de Jesús había otros movimientos que procuraban vivir y convivir de forma nueva. Muchos de ellos formaban también comunidades de discípulos y tenían sus misioneros. ¡Pero había una gran diferencia! Por ejemplo, los fariseos, cuando iban a misión, pensaban que no podían confiar en la comida de la gente que no siempre era ritualmente “pura”. Por esto, llevaban bolsa y dinero para poder cuidar de su propia comida, y así incrementaban las divisiones. ¿Cómo nos relacionamos con los otros grupos que funcionan en la obra? ¿Construimos comunidad, o mostramos división por lemas, historia, espacios, logos, y tantas cosas con la justificación de que esto es “nuestro distintivo”?

Con corazón salesiano


Y aquí es bueno hacer memoria de los recuerdos que Don Bosco le dio a los primeros misioneros que venían a Argentina, en 1875:
  • Busquen almas, no dinero, ni honores, ni dignidades.
  • Preocúpense especialmente de los enfermos, de los niños, de los pobres y de los ancianos, y serán bendecidos por Dios y estimados por los hombres.
  • Ámense mutuamente, aconséjense, corríjanse recíprocamente, no sean envidiosos ni se guarden rencor;
  • Cada mañana encomienden a Dios las ocupaciones del día.
  • Recomienden constantemente la devoción a María Santísima Auxiliadora y a Jesús Sacramentado.
  • En los padecimientos y en las fatigas no olvidemos que nos espera gran premio en el cielo.

A la Palabra, le digo


Gracias, Señor, por tu presencia cotidiana que nos ayuda a recordar lo que es esencial y lo que es accesorio. Que todas las situaciones que nos toquen vivir las podamos afrontar con la certeza de que somos enviados a vivir y anunciar que el Reino está cerca.